EL DÍA QUE EL CORONAVIRUS PUDO HABERNOS DESPERTADO
En los momentos de crisis fuertes asoma la verdadera esencia de las personas.
Están los que arrasaron con el papel higiénico, el alcohol y los geles desinfectantes y los alimentos, o los que ahora aprovechan para vender mascarillas a precio de oro en vez de donarlas a los hospitales de forma altruista, y están los que luchan exponiendo su vida por cuidarnos y atendernos, los que siguen trayéndonos alimentos y productos de primera necesidad, los que pusieron carteles en su edificio ofreciéndose a hacer la compra o los recados a los más vulnerables, los que inventaron juegos para hacer en casa o en los balcones, los que sacaron instrumentos musicales a su terraza o balcón para deleitarnos con un concierto, los que decidieron donar sangre u ofrecer sus servicios de manera gratuita o incluso los que decidieron proporcionarnos libros y películas para que podamos entretenernos en nuestro confinamiento...
También mis compañeros, que pese a no tener medidas de seguridad siguen transportándonos de casa al hospital o al trabajo y luchando porque esas medidas se impongan porque son conscientes de que su ausencia nos pone en riesgo a todos.
Quizá esta Pandemia sirva para hacernos parar un momento y entender que debemos cuidarnos los unos a los otros, porque si no lo hacemos, todos nos volvemos posibles víctimas de este virus, todos estamos expuestos y todos somos vulnerables.
Ojalá que de este mal trago saquemos la valiosa lección de entender que somos parte de un TODO y que por encima de todo debe prevalecer la empatía, el respeto, la compasión, la colaboración y el amor al prójimo.
Ojalá lleguemos a entender que la verdadera patria no es una bandera o un país, ni un credo o una religión, ni tampoco una simpatía política... la verdadera patria es el otro.
#SINOMECUIDASNOTECUIDAS